¿Sabías que con 8 cajas de cereales depositadas en los contenedores azules se puede fabricar un libro? ¿Y que con 80 latas de refresco provenientes de los contenedores amarillos se puede fabricar la llanta de una bicicleta? Estos son solo dos ejemplos de todo lo que podemos conseguir a través del reciclaje de envases si los separamos en casa y los depositamos correctamente en los contenedores de recogida selectiva que Lipasam pone a disposición de todos nosotros en la ciudad de Sevilla.
Y es que separando nuestros residuos y haciendo un correcto uso de los contenedores amarillos y azules, conseguimos que los envases se reciclen y tengan una segunda vida. Esto se conoce como circularidad de los envases, un concepto que puede sonar complicado, pero que es mucho más simple de lo que parece.
Podríamos decir que los envases reciclados son un recurso valioso. Un envase se fabrica, se utiliza y en última instancia se debe reciclar. Gracias al reciclaje conseguimos materias secundarias con las que poder producir nuevos productos como neumáticos, salpicaderos, bancos para los parques, tubos, cables, envases, etc. Y es aquí donde reside el beneficio medioambiental. En reaprovechar los materiales de los envases para los procesos de producción y fabricación de otros envases y de otros productos. Es así como se dejan de exportar materias primas vírgenes y se ahorra agua, energía y CO2 en estos procesos industriales.
Por eso, separando los envases en los contenedores amarillos y azules que Lipasam pone a nuestra disposición en la ciudad de Sevilla, estamos favoreciendo un modelo de Economía circular, que prima el aprovechamiento de recursos y la reducción de las materias primas. Este sistema se convierte en una alternativa al actual modelo de extracción, producción, consumo y eliminación, el modelo económico lineal. Todos los procesos de fabricación de bienes o servicios implican un coste ambiental, tanto a la hora de producir como al acabar su ciclo de vida. Para minimizarlo, la economía circular aboga por la optimización de los materiales y residuos, alargando su vida útil. De este modo se huye del actual sistema lineal de ‘usar y tirar’ y se apuesta por otro respetuoso con el medio ambiente y basado en la prevención, la reutilización, reparación y reciclaje. Este modelo permite extender la vida útil de los productos y dotarlos de una segunda vida.
Algunos ejemplos de objetos que se pueden fabricar con el reciclado de envases:
-Reciclando las latas de refresco, de conserva o los aerosoles se fabrican tubos escape, tuberías, tornillos, grifería, bastones de esquí o utensilios de cocina.
-Reciclando las botellas de lejía, de detergente líquido o suavizante se fabrican tuberías de riego, otras botellas de droguería o bolsas de basura.
-Reciclando las botellas de agua o de refresco se fabrican ropa, moquetas, suelas de calzado, farolas o muebles de jardín.
-Reciclando los briks de leche, de zumo o de caldos y salsas se fabrican hueveras de cartón o aglomerado para mobiliario urbano.
-Reciclando las cajas de galletas o de cereales se fabrican cajas, periódicos, bolsas, sacos o papel de cocina.
Así que, recuerda: darle una segunda vida está en nuestra mano y es realmente sencillo. Adquiere el hábito de depositar diariamente los envases metálicos, los envases de plástico y los envases tipo brik en tu contenedor amarillo más cercano. Y los envases de cartón y papel en el contenedor azul. #ReduceReutilizaRecicla