Habréis oído decir muchas veces eso de que en España se lee poco. Es cierto. Estadísticamente, es España se lee muy poco. Y Andalucía, en concreto, es una de las comunidades en las que menos lectores hay. Pero hay un dato esperanzador: actualmente estamos en el momento en el que más lectores hay en nuestro país.
Cada vez son más lo profesionales que crean campañas de animación y fomento a la lectura, trabajando para todo tipo de públicos, pero muy especialmente para los peques y adolescentes. Pero, si queremos dejar de ser uno de los países en los que menos afición a la lectura existe, no podemos dejarlo únicamente en manos de colegios, institutos y campañas profesionales. Nosotros, los padres, abuelos, tíos, primos, hermanos… tenemos que poner también empeño en crear lectores. Entiendo que quienes leéis este blog sois aficionados a los libros, que os preocupáis también de que vuestros peques lean y os informáis de libros recomendables para tal o cual edad, etc… Por tanto a vosotros me dirijo: tenemos un compromiso; tenemos que crear lectores.
Desde este rinconcito donde se me ofrece la posibilidad de hablar de algo que me apasiona, (la literatura infantil y juvenil), trato cada semana de recomendaros un libro, descubriros a un autor, o informaros sobre aquellos eventos que se realizan en nuestra maravillosa ciudad y que están relacionado con los libros para los peques.
Hoy me interesaba dejar un poco todo eso de lado y hacer esta reflexión. No creo tener la verdad absoluta de las cosas. Siempre hablo desde mi experiencia personal y expreso del mismo modo lo que son MIS opiniones. Dejando claro esto, lo que sigue son algunos consejos con los que yo personalmente he comprobado que acercan al éxito. Quiero compartirlo con vosotros con la ilusión de que los uséis con vuestros peques y logréis inocularles este maravilloso virus de la lectura, que tantos beneficios nos da a todos.
- 1. Lo principal es que los peques nos vean leer a nosotros. Esto es fundamental. Aunque nuestros hijos serán dueños de su propia personalidad y de su propio estilo de vida, está más que demostrado que los ejemplos que ven es su casa durante el crecimiento les condicionan mucho. Yo procuro que mi hija me vea a menudo con un libro, (del mismo modo que procuro no usar el móvil demasiado delante de ella). Y además demuestro que es una actividad que no hago por obligación, sino por puro placer.
- 2. Compartir con ellos el acto de leer. Cuando estoy solo con mi hija, a menudo le doy uno de sus libros y yo me siento justo al lado a leer unos de los míos. Ella, que está en la fase de los libros puramente ilustrados, lo que suele hacer es mencionar las cosas que aparecen en las ilustraciones en voz alta, por lo que la concentración es nula y en realidad lo que hago es fingir que leo. Pero es sumamente importante compartir este acto. Así entenderán que es algo que puede compartirse en familia, del mismo modo que se puede ver una película en familia.
- 3. Convertir la lectura en algo divertido. Esto está muy ligado al punto anterior. Se trata del momento en el que tu dejas tu libro y le ayudas a leer el suyo. Leerles en voz alta, comentar las ilustraciones, inventarse juegos basados en esos libros… Todo sirve con el fin de convertir el tiempo que se pasa junto a los libros en algo lúdico y divertido. Muchas veces podemos caer en el error de obligarles a leer simplemente porque sabemos que es algo bueno para ellos. Pero cuidado con esto. En el momento en el que deja de ser un juego y pasa a ser una obligación difícilmente se convertirá en una afición. ¿O alguno de vosotros conserva como afición el hacer los deberes diarios de vuestra asignatura más odiada?
- 4. También es importante familiarizarles con el ámbito de los libros. Entrar con ellos en librerías, aunque solo sea a echar un vistazo. Llevarlos a bibliotecas, a los actos que allí se organizan o simplemente a pasar el rato mirando libros.
- 5. Es necesario respetar sus derechos como lector. Del mismo modo que nosotros como lectores adultos elegimos lo que leemos, como leerlo e incluso decidimos si terminamos o dejamos de leer tal o cual libro porque no nos atrapa, con ellos debe ocurrir exactamente lo mismo.Pienso que, en ocasiones, los colegios e institutos toman decisiones erróneas al elegir las lecturas para los alumnos. Y es que no veo muy factible que un chaval de trece años se aficiones a los libros si tiene que leer por obligación a Arcipreste de Hita y su Libro de Buen Amor. Hay que dejarles elegir y darles libertad para que lean, donde, como, cuando y lo que quieran. Aunque se trate de literatura mediocre. Cuidado con esto, algunos de mis autores favoritos que me enseñaron a amar los libros eran considerados basura por mis mayores.
Estos son mis consejos. Os animo a seguirlos. Pero os dejo una última recomendación. Leeros el libro del siempre brillante Daniel Pennac, Como una novela. Es una auténtica revelación. De hecho, el último punto esta sacado de este libro. Sobre todo os lo recomiendo a todos aquellos que, mientras habéis leído este post, ya habéis sacado la conclusión de que para leer y hacer todo esto, es necesario disponer de un tiempo que no se tiene. Si es esa es vuestra excusa, compraros el libro de Pennac e iros directamente al capítulo 49.
Que disfrutéis ayudando a crear lectores. Pensar que estáis fomentando que vuestros peques sean más libres y mejores personas.
¡Feliz lectura!
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