Esta mañana, antes de ir al cole, Pirfita ha sacado una flauta rosa que le regalaron por su cumpleaños y se ha puesto a tocarla a una hora en la que, tuve que explicarle, hay vecinos que duermen. Y todo porque, desde ayer, y durante media hora al día de lunes a jueves, Pirfita recibe en su clase a una especialista en música que viene a tocar, ante ella y sus compañeros, diferentes instrumentos.
En el primer día, junto al olor a plastilina y témperas, se ha colado entre los cuentos, dibujos y juguetes de su clase, las notas de un violín. Creo que ha sido la primera vez que Pirfita ha visto, y oído, uno de cerca. Por la tarde, tomando juntos la merienda, nos contaba ilusionada, a su padre y a mi, que tenían que adivinar cuándo sonaba el violín triste y cuando sonaba alegre y doblaba la cabeza y hasta movía “un palo” imaginario para contarnos cómo se toca.
Nos ha dejado con la boca abierta. Conocíamos que el de Pirfita es uno de los 23 colegios públicos andaluces en los que la Fundación Pública Andaluza Baremboim-Said desarrolla su Proyecto de Educación Musical Infantil pero jamás creímos que iba a gustarle tanto a nuestra hija. Como ella hay 2500 niños y niñas andaluces que se benefician de esta iniciativa que les acerca a la música y, de camino, pretende educarles en valores como la tolerancia, la paz y el respeto.
Ojalá a todos les ilusione tanto como a mi propia hija y ojalá, a través de la música, les haga personas más libres y solidarias, personas que hagan posible un mundo en el que la convivencia y la multiculturalidad sean un logro superado.