Hace poco más de un año me embarqué en una aventura literaria nueva para mí. Hasta entonces había dedicado muchas horas a la literatura como lector y escritor, incluso, como he mencionado otras veces, hasta el punto de convertirlo casi en una forma de vida. Sin embargo hace poco más de un año, dos amigos escritores me ofrecieron la oportunidad de formar parte de un proyecto que llevaban algún tiempo fraguando: la creación de una editorial. Juan de Dios Garduño y David Prieto, con la incorporación más adelante de la escritora Ana Coto, me invitaron a formar parte de esta aventura, (o locura como muchos, y con bastante razón, denominaron a nuestra hazaña), y me ofrecieron hacerme cargo de la línea infantil y juvenil de la editorial.
Aquello, teniendo en cuenta el momento económico por el que el país está pasando, (y el sector editorial en particular), en una época en la que el libro se considera, tristemente, un artículo prescindible, fuera del alcance actual de muchos lectores… aquella idea de montar una editorial era una locura, un viaje a la ruina, a la bancarrota con muchas posibilidades de acabar estrellado en el suelo. Y naturalmente, acepté.
Tengo que confesar que no ha sido fácil pero, por suerte, a pesar de las vicisitudes, podemos decir que la cosa está funcionando bastante bien, y lo que hoy ya es una realidad llamada Editorial Palabras de Agua, nos está dando muchas alegrías y satisfacciones, más incluso de la que, en su momento, podíamos imaginar.
En este blog suelo hablar de literatura infantil y, después de varias entradas hablando y recomendando libros muy interesantes, creo que ha llegado el momento de ponerse un poco corporativo y empezar a hablar de los libros infantiles que, como editor, he tenido el orgullo y honor de haber lanzado al mercado.
Y hoy os quiero hablar del primer libro infantil de Editorial Palabras de Agua que vio la luz: El Hacedor de Agua, escrito por Aítor Gálvez e ilustrado por David Navarro.
Además de una portada preciosa, el libro cuenta una historia sencilla pero con un mensaje muy potente. Peter es un niño al que le encanta perderse por el bosque, fotografiar animales y clasificar plantas. Un día, persiguiendo a una ardilla, el niño cae por accidente en un agujero bajo un árbol y, dando tumbos, acaba en la guarida de uno de uno de los personajes más fascinantes del bosque: el Hacedor de Agua. Los hacedores de agua son los responsables de que en nuestros bosques y montañas exista el agua. El Hacedor mostrará a Peter la importancia de su trabajo, y nos desvelará la triste realidad que acontece a estos personajes cada vez que alguien malgasta agua en algún lugar del planeta.
El libro está indicado para primeros lectores, niños a partir de cinco ó seis años. Se trata de una texto muy bien escrito, ameno y entretenido, pues la aventura que vive Peter es realmente fascinante, pero el autor, Aitor Gávez, no descuida el verdadero mensaje del libro: la importancia de cuidar el agua. Desolador es el momento en le que nos enteramos de lo que ocurre en el planeta cada vez que algún Hacedor muere.
Las ilustraciones de David Navarro son preciosas, aparte de ilustrar a la perfección la historia que cuenta, con un especial cuidado en la composición y el color.
Puede que esté mal al tratarse del editor quien lo dice, pero El Hacedor de Agua es una joyita de libro. Divertido, entretenido, tierno y con un importante mensaje para los peques, (y, desgraciadamente, no tan peques).
Que disfrutéis de la lectura. ¡Y no malgastéis el agua!