Llevamos dos semanas viviendo una vida que no es la nuestra. El tiempo se ha detenido. Nuestros planes se han marchado lejos y ahora nos parece una osadía haber pasado tiempo construyéndolos. En 15 días todo ha cambiado. Lo cotidiano ha pasado a ser excepcional y hemos comenzado a valorar lo que antes dábamos por sentado.
Nos piden que nos quedemos en casa y nuestro hogar se convierte en un refugio en el que protegernos de lo que ocurre fuera. Nuestras familias son nuestras cómplices en esta batalla y la tecnología (bendita tecnología) la mayor ventana para asomarnos al corazón de los demás.
Y es cierto que sentimos el abismo a nuestros pies. Cada día se tambalea el castillo de naipes de una realidad que creíamos de acero. Pero en medio de este caos hay espacio para la esperanza.
Hemos descubierto que en medio de esta distancia social a la que estamos obligados podemos estar más unidos que nunca. Que solo cuando dejamos de pensar en nosotros mismos como individuos para pensar en la colectividad suceden las cosas más extraordinarias.
Este tiempo detenido que tanto daño nos hace será también el que nos sane cuando todo haya pasado. Aprovechémoslos para respirar, para tomarnos esa calma que tanta falta nos hacía y estar preparados para reencontrarnos de nuevo.
El Acuario de Sevilla nos ha inspirado con este vídeo con el que nos anima a volver a lo esencial y a aprender de la naturaleza que siempre se adapta y crece con los cambios.